Me he taponado los oídos con cera virgen
- no soy Ulises y Calipso se ha convertido
en un fauno que acecha con el filo de su canto -
por eso avanzo por mi mar a la deriva , sin intentar
volver a Itaca ( de la que me desterré para siempre )
y navego con una sola certeza:
la de saber que el astrolabio no se confunde
y que pasada la tormenta del Cabo de los Desprendimientos
hallaré la claridad de otras aguas idénticas
a las mías.
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