La perfecta línea del cristal
que contiene la frágil flor.
Otra vez una ventana
una mañana gris
el Chaco poblado
de lloviznas.
La blanca cortina ondulando
su erotismo en el espacio
de las casa
los libros que están y los pocos
que guardamos en la memoria,
un hombre
vos mujer
los días y sus sintaxis
una historia de mar
y
una deserción primigenia,
el norte abismal
e iniciático
tres hijos que son Tres y Uno
( y esto no es una blasfemia)
un amor
la palabra
el silencio
el goce
y
la náusea.
También los pedazos que te que quedan
en el hueco de la mano
después de que todos los perfiles
fueron desdibujados.
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