El Chaco es una abrazadora conjunción
de verdes y de sol que alternativamente
alimentan y destruyen las savias acuáticas
del alma.
Yo inmersa en su violenta ternura ,
extranjera mimetizada, no puedo evadirme
de la caliente fascinación de su embrujo
vegetal y por las noches , cuando escucho
los rumores del quebracho en el aire ,
con una confesada nostalgia , me abismo
en las fronteras salvajes de la memoria.
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