caminan las miradas cercadas por el temor y el odio
a ese temor que va creciendo como levadura dejada
a la intemperie sabiendo que no es pan lo que se esponja
en el interior de cada uno sino una especie de eco
que suena a responso y que se expande y los alcanza
cuando de los resquicios del alma se fugó ya
la última esperanza.
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