A veces , ocurre ,siento que mis huecos interiores
se semejan a los agujeros de Dalí abiertos
en los imprevisibles espacios del cuerpo
donde pareciera que el alma anida todo
su dolor convertido en sangre o en vino,
revueltas las formas del pincel en la idea
que blasfema o ríe o canta o se agobia
con el punzante saber que a todos incomoda
y sobre todo aquél que vigila sobre la masa
inerme la ruta violenta del fanatismo que también
va dejando sus agujeros,no ya en el cuerpo
sino en ese hueco profundo, en esa sima estéril
adonde van a parar todos los que abren los cajones
de su conciencia y se encuentran solos ,absolutamente
solos, perforados por las burbujas de plomo del cansancio.
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